14 junio 2006

El programa

En esta época tocan animalitos. La vida se puede comparar con muchas cosas, pero nunca había yo pensado en ella como en un programa de ordenador, con todos sus elementos, fallas de memoria, "reseteos" y demás. Ana dice que es como matrix y, si me apuran, en el fondo, como la tragedia griega y aquello de que el destino está marcado por no se qué demiurgo, dios, ente superior o lo que sea (en lo que yo no termino de creer). Total que, desde un tiempo a esta parte, el hacerdor informático universal ha hecho que vea muchos animalitos: pajaritos en lagunas manchegas, incluso algunos difíciles de ver como la carraca; que se crucen zorros en carreteras imposibles y perdidas, codornices a punto de ser atropelladas; flamencos, garzas y demás en lagunas murcianas...además de ello, el jueves el programa ha sacado su vertiente más surrealista. Comenzó con una serie de mensajes en el móvil sobre un fin de semana en la playa que no se iba a materializar y sobre el que yo no sabía nada. Imaginen a todas las personas de su alrededor hablando de la imposibilidad de reservar habitación en ningún hotel. Ese día vi los mensajes de texto volando a mi alrededor sin enterarme de nada. No se quedó en el texto, pues con esto de la multimedia, me llegó nueve veces un mensaje con foto de dos tíos que no conozco mirándome atribulados desde la atalaya de puntitos de color de la pantalla del telefonino. Amigos de una prima de móvil con vida propia.
Ese día y los posteriores se arregló la cosa, con una sorpresa que vino de afuera de la ventana de mi pecera. Al pegar al cristal la naricilla o nariz amplia y respiradora, como prefieran, Ana, estaba ahí, salida de no se sabe que sueño mío....estabilizando el sistema y el programa, rescatando de la memoria interna todas las sensaciones frescas y dulces que bajan en ella con el paisaje de su piel alba.

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