03 noviembre 2005

La Calzada de Oropesa

He estado de escapada por el puente de todos los Santos. Fuí a un pueblo de 634 habitantes que se llama La Calzada de Oropesa. Está en Toledo, cerca del límite con Extremadura. Es encrucijada de caminos porque también queda cerca de Ávila. A todos los efectos es el pueblo de mi amiga Rocío porque en ella tiene ancestros. La casa a la que vamos está decorada con muebles antiguos, con elementos rústicos, suelo de barro, vigas de madera, hay un viejo salón, un viejo piano que ya apenas afina. Tiene un patio empedrado limitado por limoneros. Todo invita al reposo. Le digo a Ana que también ahí me podría retirar para escribir la gran novela que todo escritor merece en su vida.
En el pueblo hay bastantes cosas para visitar, una iglesia que quiso ser colegiata, un convento y casas viejas, con su año marcado en la puerta recordando viejos esplendores.
La verdad es que cada vez respeto más la vida de los pueblos, de sus gentes, sus costumbres y su costumbrismo, su sencillez, transparencia. ¿Estaré dejando de ser urbanita?.
De este largo fin de semana he sacado muchas cosas: un estado normal de tranquilidad, cuatro días sin móvil, el reconocimiento de que no tengo o no conozco una densa historia familiar como puedan serlo otras y haber viajado un poco hacia el pasado de una España vieja, romántica (viejas tarjetas de visita, bordados, maletas, una primera edición del Castán Tobeñas...); he metido un poco la cabeza en el túnel del tiempo. Muchos más pensamientos me rondan por la cabeza, conclusiones que quizás en alguna otra postal cuente.
Una principal, cada día quiero un poquito más a Ana.

1 comentario:

Portarosa dijo...

Yo, Max, creo que el encanto de los pueblos se va perdiendo conforme tu estancia en ellos se prolonga, hasta poder llegar a ser tan asfixiante y llena de relaciones insanas como a menudo es para sus habitantes. El caso que tengo más cerca, que es el de las aldeas gallegas, es paradigmático: odios ancestrales, rencillas de origen desconocido, envidias, etc. (pero no descarto yo que aquí en Galicia seamos peores para esas cosas).

Un saludo.